FRANCISCO COELLO DE PORTUGAL Y ACUÑA. 1961. VÍA DE LA HISPANIDAD, 35
El Monasterio de Santa Inés de las Madres Dominicas se construyó exento en una zona periférica de la ciudad que, a comienzos de los años 60, se encontraba libre de condicionantes constructivos.
El proyecto del dominico fray Francisco Coello de Portugal apuesta por una renovación formal de la arquitectura religiosa, tal y como venía planteándose desde el fin de la II Guerra Mundial y aun antes de que el Concilio Vaticano II fijara nuevas directrices para la construcción de templos o monasterios.
Los elementos del cambio
En su justificación del proyecto, el autor se refiere a cuestiones como la iluminación, ventilación, circulaciones (puesto que comunidad y noviciado no debían interferirse en su funcionamiento) o adecuada ubicación de las principales dependencias: celdas, refectorio, obradores, biblioteca…, y no a cuestiones de lenguaje formal.
De hecho, el monasterio de Santa Inés es un edificio decididamente moderno, en la línea de la arquitectura religiosa europea del momento, y sin referencias ni a la historia, ni al contexto. El elemento central es el claustro, cubierto bajo el patio, en torno al que se distribuyen el resto de los volúmenes constructivos que se adaptan en cuanto a disposición y tratamiento material a su orientación y disposición en el conjunto.
Igualmente moderna se presenta la capilla, que apuesta ya por un tratamiento de la luz, el color, los materiales y el espacio unitario, que se convertirán habituales en los templos católicos durante buena parte del último tercio del siglo XX.