MANUEL DEL BUSTO DELGADO. 1913. COSO, 42
El “Banco de Aragón” se fundó en 1910 con base en la banca familiar de Villarroya y Castellano y en la fuerte capitalización de la economía aragonesa derivada del cultivo masivo de la remolacha azucarera en la región. En sus primeros años de vida, el banco tuvo su sede en la Azucarera del Jalón, en Épila, pero pronto se planteó la necesidad de construir un edificio social digno de la entidad en la ciudad de Zaragoza.
Para ello, en 1913, se adquirió y derribó el palacio del marqués de Campo Franco, situado en uno de los puntos más relevantes del urbanismo zaragozano, en la zona central del Coso y frontero a la entrada de la calle de Alfonso I. El resultado es que cuando se recorre la calle de Alfonso I en sentido descendente el viandante tiene como referente visual permanente la cúpula del Pilar, pero cuando lo hace en sentido ascendente lo que observa como cierre de la perspectiva es el “Banco de Aragón”. Todo un símbolo.
Representatividad y escenografía
Del proyecto del edificio se encargó Manuel del Busto, un arquitecto nacido en Cuba pero formado en la Escuela de Madrid y con residencia en Oviedo, que hasta aquel momento no había trabajado nunca en Zaragoza. Su propuesta es la de un edificio fuertemente representativo, muy escenográfico y potente desde el punto de vista formal. De evidente inspiración historicista francesa encaja con dificultad en el contexto urbano lo que, lejos de ser un inconveniente, le ayuda a resaltar como pieza única.
En su desarrollo, la fachada del “Banco de Aragón”, es todo un repertorio, casi agotador, de elementos formales: columnas de diversos órdenes, atlantes, frontones, ventanas inglesas, cornisas, mansardas… El interior está planteado con igual ambición y riqueza formal, tanto en los espacios como las distribuciones. Todo ello, además, ejecutado con materiales de gran calidad y por los mejores artistas y artesanos de la época.
La intención manifiesta del edificio es impresionar al espectador y transmitirle los valores de una entidad bancaria moderna, cosmopolita, sólida y solvente, y, desde este punto de vista, el éxito resulta evidente.