JOSÉ DE YARZA ECHENIQUE. 1915. PLAZA DE LOS SITIOS, 4
Pese al éxito de la Exposición Hispano-Francesa de 1908, más de un lustro después de su clausura la plaza de los Sitios seguía estando ocupada solamente por los tres edificios que con carácter permanente se levantaron para la muestra: “Museos”, “Escuelas” y “La Caridad”; y se mantenía en pie lo que fue el “Gran Casino”.
En 1915 se proyectó el primer edificio que, ajeno al certamen, iba a comenzar, de manera definitiva, el proceso de urbanización del entorno de la plaza, el grupo escolar “Gascón y Marín”. El encargado del proyecto fue el arquitecto municipal José de Yarza Echenique, que había sustituido a Ricardo Magdalena Tabuenca en 1911.
El dato no es irrelevante puesto que Yarza, quien había sido el introductor del lenguaje modernista en la ciudad, apostó para la ocasión por un regionalismo libremente inspirado en las propuestas de su antecesor.
Además, como arquitecto municipal, José de Yarza se encontraba en aquel año 1915 interviniendo en los trabajos de conservación de la Lonja, un edificio emblemático de la arquitectura renaciente local.
El resultado de la suma de estas circunstancias toma forma en un edificio magnífico, una de las mejores piezas de la arquitectura zaragozana de todo el siglo XX, y manifestación inequívoca de la categoría profesional de José de Yarza.
En la tradición local
El edificio, situado en una de las esquinas de la plaza, es una soberbia pieza que reinterpreta con sabiduría la tradición arquitectónica local pasada por el filtro modernizador de Ricardo Magdalena. No por casualidad, José de Yarza rinde homenaje a su predecesor en el cargo con uno de los medallones que decoran la fachada del edificio.
Especialmente interesante es la solución que Yarza concede al ángulo frontero a la plaza de los Sitios, donde sitúa la entrada principal al colegio, en amplia y elegante traza curva. El nivel inferior lo resuelve el autor mediante estructura adintelada, y el superior, en proporción de tres a uno, en arcos peraltados.
Las fachadas laterales, más sobrias, también están resueltas con elegancia y doble solución de vanos en altura.
Desde el punto de vista material, el ladrillo, como corresponde a la tradición aragonesa, es el gran protagonista. Pero la piedra se reserva el papel predominante en guarnecidos, galerías y elementos ornamentales.
Mención singular merece el impresionante alero de madera que recorre la totalidad de la fachada del colegio. La pieza puede considerarse como la mejor en su género de toda la arquitectura local del siglo XX y la sigue más de cerca la tradición de los rafes renacentistas zaragozanos. Su inspiración, clara, en el palacio de la Lonja, no le resta interés sino que revaloriza el grupo escolar “Gascón y Marín” como una obra imprescindible en el Regionalismo constructivo aragonés.
Eclecticismo de transición
El reto que se le planteaba a José de Yarza al recibir el encargo para el diseño del grupo escolar “Gascón y Marín” no era sencillo. A muy pocos metros del solar donde había de construirse se levantaban los edificios de “Museos” y “Escuelas”, respectivamente las dos últimas aportaciones al Regionalismo aragonés de dos de los grandes maestros de la arquitectura local: Ricardo Magdalena Tabuenca y Félix Navarro Pérez.
José de Yarza se decanta claramente por dar continuidad a la línea marcada por Ricardo Magdalena, más pura y, dentro de unos límites, arqueologista, que la de Félix Navarro, más inclinado hacia una reinterpretación simbolista. Esto tendría sus consecuencias en el futuro porque, al igual que Ricardo Magdalena es una referencia para José de Yarza, ambos arquitectos municipales serán motivo de inspiración para profesionales como Regino Borobio Ojeda que será el encargado de hacer avanzar, convenientemente modernizado, el lenguaje regionalista.
Por todos estos motivos, el grupo escolar “Gascón y Marín” es una pieza imprescindible en la arquitectura local, una pieza clave en la configuración de la plaza de los Sitios y su entorno, y un hito en la transición entre el Regionalismo decimonónico y eclecticista de Ricardo Magdalena, y el más esencial y moderno que desarrollará Regino Borobio.