Casa Consistorial

ALBERTO ACHA URIOSTE, RICARDO MAGDALENA GAYÁN y MARIANO NASARRE AUDERA. 1946. PLAZA DEL PILAR, 18

Un largo proceso

La necesidad de construir un edificio digno para sede del Ayuntamiento de Zaragoza venía planteándose desde antes de la guerra civil. Hasta 1912, fecha en la que se trasladó al antiguo convento de Predicadores de la plaza de Santo Domingo, el Consistorio estuvo alojado en las denominadas “Casas del Puente”, prácticamente adosadas a la Lonja. En 1924 el arquitecto municipal, Miguel Ángel Navarro, presentó un proyecto de construcción de un nuevo Ayuntamiento que debía ubicarse en la plaza de los Sitios, que no llegó a materializarse.
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A partir de 1937, cuando Regino Borobio lleva a cabo el proyecto de creación de la plaza de las Catedrales (posteriormente incorporado al “Plan de Reforma Interior” de 1939), se plantea la posibilidad de destinar uno de los solares, entre la Lonja y la basílica del Pilar, a la construcción del nuevo Ayuntamiento. A tal fin, en 1941, se convocó un concurso nacional de anteproyectos en el que intervinieron importantes profesionales de toda España. El ganador fue el presentado por Alberto Acha Urioste, Mariano Nasarre Audera y Ricardo Magdalena Gayán (nieto de Ricardo Magdalena Tabuenca).

En 1944 se desarrolló el anteproyecto y se modificó por parte de José de Yarza y José Beltrán. Rematado definitivamente el proyecto, en 1946 se iniciaron las obras que se prolongarían, con interrupciones, hasta 1965.

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El problema del estilo

El Ayuntamiento de Zaragoza se levanta exento en un amplio y privilegiado solar en la plaza de las Catedrales. Formalmente el gran problema con el que debieron enfrentarse los autores del proyecto -más allá de los condicionantes impuestos por Regino Borobio para la construcción en la plaza-, fue lograr que su edificio armonizase en el entorno, al situarse lindando con la Lonja y el Pilar.

Para lograrlo, los arquitectos tomaron como referente la Lonja, edificio en el que se inspira tanto formal como volumétricamente. Esto condiciona su “Neorrenacimiento”, pero no evita que el conjunto evidencie su modernidad. Interiormente también se recurre a las referencias historicistas sobre todo en los espacios de carácter más representativo o institucional.

Un edificio entre dos épocas

Los 25 años que transcurren entre la aprobación del proyecto, en 1941, y su inauguración, 1965, son los que llevan a la sociedad española desde la primera posguerra al auge desarrollista.

La voluntad del plan es la de construir un edificio representativo de la “nueva España” y su “nueva arquitectura”, basada, sin embargo, en la vuelta al pasado.

El edificio del Ayuntamiento se convierte en un amplio repertorio de referencias históricas tanto en su aspecto exterior como en los espacios interiores para los que se llegan a utilizar elementos de edificios históricos, algunos de ellos con iconografía ya identificada con el franquismo.

El resultado fue un inmueble de gran presencia y excelente implantación, pero poco coherente con la época en la que habría de prestar sus servicios.

(Fotografías: Coyne y Gerardo Sancho Ramo)

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