JOSÉ ROMERO AGUIRRE. 1963. PASEO DE MARÍA AGUSTÍN, 8
José Romero Aguirre fue el gran renovador de la arquitectura religiosa en Zaragoza. Los cambios, en gran parte propiciados por las transformaciones derivadas del Concilio Vaticano II, van acompasados con otros estrictamente arquitectónicos que Romero sabe compaginar con maestría.
No es sólo en el terreno de la arquitectura religiosa en el que José Romero apuesta por una nueva manera de entender la arquitectura moderna, pero sí que será en este campo en el que realizará sus mejores trabajos.
Un modelo de nueva arquitectura religiosa
El conjunto constructivo de Nuestra Señora del Carmen, que incluye tanto el templo como la residencia anexa, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa del periodo en la ciudad de Zaragoza.
La función muestra un reflejo inmediato en el exterior donde se manifiestan el volumen de menor altura del templo, con el poderoso atrio y coro sobrepuesto en la fachada; la aguja a modo de torre casi minimalista y, finalmente, el bloque más vertical de la residencia a la izquierda de la fachada. Todo resuelto con una expresiva economía formal y material.
En el interior continúa una apuesta por la expresividad potenciada por el efectivo uso de la luz con la presencia cromática en las sencillas vidrieras. El resultado es impresionante tanto por la serena grandiosidad del espacio resultante como por la espiritualidad que emana del conjunto.
Todo ello tiene su origen en la evolución de la arquitectura del Movimiento Moderno que otros profesionales venían practicando en Europa desde la década anterior y que José Romero trae ahora a Zaragoza.
Lejos quedan aquí los ejercicios de historicismo medievalista o las depuradas referencias al Barroco academicista de raíz pilarista que habían caracterizado (y aún dejarán alguna muestra posterior) la arquitectura religiosa zaragozana.
(Fotografías: superior, autor; inferior, Patrimonio Cultural de Aragón y Gerardo Sancho Ramo)