BASILIO TOBÍAS PINTRE. 1988. DOMINGO MIRAL, S/N
Pese a estar dentro del recinto universitario de la plaza de San Francisco, la Escuela de Ciencias de la Salud se ubica en un ángulo con fachada a tres importantes vías urbanas: Domingo Miral, Vía Univérsitas y San Juan Bosco. Esta situación obliga a que el edificio se plantee con un sentido más “urbano” que en otras construcciones universitarias y a que se ponga un especial cuidado en el trazo de sus fachadas.
Arquitectura razonable
La gran virtud arquitectónica del edificio de la Escuela de Ciencias de la Salud, como la del conjunto de los proyectos de Basilio Tobías para la Universidad de Zaragoza, es su razonabilidad. A partir del programa y de la ubicación del proyecto, construye un edificio que responde adecuadamente a ambos condicionantes, sin excesos retóricos ni compositivos. Esto es lo que, a la larga, convierte a sus proyectos en edificios que resisten a la perfección el paso del tiempo, y que conservan un aire de modernidad que sólo se consigue gracias al equilibrio, el orden y la mesura.
La Escuela de Ciencias de la Salud se concibe en planta de peine, con un gran cuerpo principal de tres plantas con fachada alineada con la Vía Univérsitas y que actúa como “fachada” del edificio, aunque el acceso principal se abre a San Juan Bosco. De este volumen parten perpendicularmente cuatro cuerpos más, separados por patios abiertos que facilitan la iluminación adecuada de las diferentes instalaciones.
Las necesidades funcionales de la Escuela implican espacios muy diversos, desde las aulas, despachos, salas de juntas, biblioteca y otras habituales en cualquier edificio universitario, hasta los más específicos de fisiología del esfuerzo, gimnasio, hidroterapia, etc.
(Fotografías: cabecera, Universidad; texto, Basilio Tobías)