JOSÉ YARZA GARCÍA y JOSÉ YARZA NORDMARK. 1967. REYES DE ARAGÓN, 5
A mediados de los años 60 la sede del colegio de los padres Marianistas, ubicado desde 1946 en el palacio de Larrinaga, se había quedado definitivamente pequeña para las demandas cada vez más crecientes de ingresos en el centro.
Como consecuencia, la congregación adquiere unos nuevos terrenos, situados junto al Canal Imperial de Aragón, y encarga el diseño del nuevo colegio al estudio de arquitectura de José de Yarza García, quien lo desarrollará en colaboración con su hijo, recién titulado por la Escuela de Barcelona, José Miguel de Yarza Nordmark.
El programa del encargo implicaba la complejidad de todo centro educativo moderno que abarque la globalidad de los niveles no universitarios, desde la enseñanza primaria hasta el bachillerato. Esto incluye aulas, departamentos, laboratorios, bibliotecas, salas de usos múltiples, instalaciones deportivas, comedor, espacios de recreo y, en el caso de la enseñanza de carácter religioso, capilla.
Además, el sello de identidad de los colegios dependientes de la orden de los Marianistas es el de la apuesta por las tendencias pedagógicas más avanzadas de cada momento. Esto suponía, ya en la segunda mitad del siglo XX, una necesidad de flexibilización de espacios e instalaciones, integración de la arquitectura en un marco natural y abierto, amplitud en las instalaciones, adecuada iluminación y una ordenación clara que permitiera un funcionamiento eficiente. El éxito de los arquitectos en el colegio “Santa María del Pilar” consiste, precisamente, en la acertada respuesta que dan a esta compleja propuesta.
Arquitectura y entorno natural
El primer valor constructivo del colegio “Santa María del Pilar”, reside en su integración con la naturaleza. El lugar elegido para su edificación lo permitía pero, además, los arquitectos saben potenciar esa relación. Todo el colegio se concibe a base de pabellones, fundamentalmente ocupados por aulas, entre los que se generan espacios abiertos y porticados.
Los bloques convergen en la zona común compuesta por administración, sala de usos múltiples y otras instalaciones de servicios. De esta manera se logra armonizar la disgregación espacial con la jerarquización y la ordenación funcional.
Formalmente, José de Yarza García y José Miguel de Yarza Nordmark apuestan por líneas de tendencia horizontal y seriadas, aunque complejas volumétricamente como consecuencia de la manifestación de las distintas funciones del edificio. El acabado resulta sobrio, con protagonismo de las superficies acristaladas, pero con abundantes toques de color y contraste de materiales para evitar caer en todo momento en la monotonía.
La iglesia
La iglesia del colegio “Santa María del Pilar” es una pieza que resume buena parte de los valores generales del complejo constructivo.
Concebida como una edificación independiente, se integra en el marco natural circundante. El hormigón y el vidrio son los materiales predominantes, y la solución de la cubierta parabólica invertida que da como resultado un acceso en forma de quilla ascendente, es realmente efectiva. También el uso del color y la decoración añadida ayudan a singularizar el conjunto hasta darle un carácter propio.
La iglesia hay que entenderla en el contexto de la renovación de la arquitectura religiosa católica posterior al Concilio Vaticano II, que tantos y tan buenos resultados estaba dando en el conjunto de la construcción zaragozana.
(Fotografías: Archivo de la familia Yarza, GAZA, Gobierno de Aragón)