ALEJANDRO ALLANEGUI FÉLEZ y FAUSTO GARCÍA MARCO. 1954-1957
La Obra Sindical del Hogar aprovechó la preferencia en la promoción para la construcción de viviendas de renta limitada que le concedía el texto de la ley de 15 de julio de 1954. Durante los años siguientes su actividad es muy intensa en toda España y, por supuesto, en la ciudad de Zaragoza, y en cualquier caso superior a la de la iniciativa privada o de otras instituciones públicas.
Se trata de un periodo de tiempo breve, el que media entre 1954 y 1957, en el que sólo en la ciudad de Zaragoza se proyectan y construyen los grupos de viviendas General Urrutia, Arzobispo Doménech, Fray Julián Garcés, José Antonio Girón, Coronel Reig, Casta Álvarez y Alférez Rojas. Entre todos ellos suponen un total de 2.601 nuevas viviendas de renta limitada en la ciudad.
La clave para esta intervención masiva en el terreno de la vivienda barata en tan corto periodo de tiempo hay que buscarla en la seriación. Todos los grupos comparten el mismo tipo de bloques, con las mismas viviendas (basadas, además, en unos modelos muy limitados), igualmente implantadas en el entorno, e idénticos materiales y técnicas. En definitiva no se trata más que de adaptar a un espacio concreto un único modelo constructivo.
De su diseño se encargaron Fausto García Marco y Alejandro Allanegui Félez, ambos arquitectos de la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura de la provincia de Zaragoza (de hecho, ambos repetirán el mismo modelo utilizado en la capital en otras poblaciones zaragozanas).
En esencia, el proyecto de García Marco y Allanegui Félez consiste en bloques lineales de viviendas de tres o cuatro alturas. Están dispuestos según las características del terreno y la orientación más adecuada de manera que algunos de los bloques protejan de los vientos dominantes las calles interiores que se crean, las cuales, por lo general, son de un anchura aproximada de diez metros.
Los bloques son de doble crujía con muros de carga paralelos a la fachada. Poseen estructura portante de hormigón armado y forjados de vigueta cerámica prefabricada. Exteriormente se utiliza el ladrillo a cara vista en las plantas inferiores, mientras que se enfosca la superior para romper la monotonía de la fachada. El zócalo, las portadas, solaretes, antepechos calados de las galerías y tejadillo son de hormigón. Finalmente, las carpinterías se realizan, en todos los casos, en madera.
Se establece una “vivienda tipo” de 45’86 metros cuadrados con un pequeño recibidor, cocina con galería, aseo, sala de estar (que actúa como distribuidor) y tres dormitorios.
A partir de este tipo se derivan siete modelos más en función de su ubicación y de la agrupación de los bloques, aunque las diferencias serán escasas. El de mayor tamaño, de 58 metros cuadrados, posee cuatro dormitorios, mientras que el menor, de 36’50 sólo cuenta con dos.
Todas las habitaciones ofrecen la característica de ser exteriores y el conjunto de la vivienda tiene, al menos doble orientación.
Las viviendas se adjudicaban en régimen de amortización para la compra a 40 años. Los adjudicatarios debían abonar una pequeña entrada para tomar posesión de su piso y a partir de aquel momento pagaban una mensualidad a la Obra Sindical del Hogar para ir amortizando la vivienda. En el supuesto de que alguno de los adjudicatarios abandonara su piso, el nuevo inquilino le abonaba una cantidad que compensaba lo pagado hasta aquel momento.
Junto a las viviendas, era habitual que se construyeran instalaciones para pequeñas tiendas en número y disposición variable según cada agrupación de casas. Incluso en algún caso, como el del grupo Alférez Rojas, se levantó también un pequeño colegio.
(Fotografías: Grupo Sindical Alférez Rojas, General Urrutia y Casta Álvarez. Ayuntamiento de Zaragoza, Archivo Nacional de Cataluña y FCC)