Casa Gil Iguacel

REGINO BOROBIO OJEDA. 1923. PASEO DE PAMPLONA, 11

En los primeros años de la década de los años 20, la figura que emerge con mayor fuerza en la arquitectura zaragozana es la de Regino Borobio Ojeda.

Y si esta afirmación puede mantenerse en una visión general de la actividad constructiva de aquellos años, aún resulta más evidente si se tiene en cuenta de manera aislada la tipología de las viviendas colectivas.

Desde sus primeros proyectos, Borobio muestra una gran seguridad en una manera realmente moderna de entender este tipo de trabajos. Más allá de las influencias internacionales de sus fachadas, en el diseño de las plantas se muestra convencido y resuelto a apostar por soluciones auténticamente funcionales, con distribuciones hábiles aunque no siempre el inmueble se construya sobre un solar regular.

En 1923, Regino Borobio proyectó dos de sus primeras casas de renta, ambas muy interesantes, la de Juan Gil Iguacel en el paseo de Pamplona y la de Manuel Arribas en el angular entre las calles de Hernán Cortés y Pizarro.

La casa de Gil Iguacel -por desgracia muy desvirtuada- atrae por su aspecto exterior, con el tratamiento de los miradores y la galería de arcos del piso superior. Pero es en la planta, con dos viviendas en cada una de ellas, donde resulta más evidente su modernidad. El pasillo, actúa como claro eje de distribución que da acceso a las diferentes estancias y servicios.

Se mantiene, eso sí, la tradicional división de zonas publica y privada, con el comedor junto a la cocina en la parte posterior de la vivienda.

(Fotografía: «Una mirada a través de la arquitectura: Regino y José Borobio Ojeda», Daniel Estaban Boldova)

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