ANTONIO MAYANDÍA GÓMEZ. 1900. RAMÓN BERENGUER IV, 1
La idea de construcción de una fábrica de cervezas en la ciudad de Zaragoza surge entre un grupo de empresarios locales en 1898 como respuesta al excedente de cebada en Aragón aprovechando el éxito popular que empezaba a experimentar en la ciudad el consumo de cerveza.
Del diseño de las primeras instalaciones fabriles de La Zaragozana se encargó el ingeniero militar Antonio Mayandía Gómez, quien fue becado a tal fin para visitar diversas instalaciones cerveceras de Alemania. En el proyecto, junto a su firma aparece recogido el apellido de otro ingeniero: Ezorgüe, del que se desconocen más datos.
La fábrica se levantó junto al camino de Miraflores en lo que por entonces era parte de la huerta que rodeaba a la ciudad de Zaragoza y próxima al barrio particular de Las Acacias.
En su forma inicial, La Zaragozana incluía dependencias para las zonas de malteado, germinación, fermentación y guarda del producto, además de vivienda para el maestro cervecero, el alemán Carlos Schaffer. En la construcción se utilizó una estructura de columnas de fundición e interiormente se resolvía con un armazón metálico y cubierta de bovedillas tabicadas. En el exterior el ladrillo, dispuesto de manera muy sobria con apenas algunas concesiones en los dinteles de los vanos, era el principal protagonista.
En 1929 se inició la primera reforma de las instalaciones de La Zaragozana, llevada a cabo por el ingeniero Miguel Luis Mantecón. En esta ampliación, que respondía no sólo a una necesaria modernización de la factoría sino también a una ampliación del mercado de la cerveza, se reformó la maltería y se construyó una nueva nave destinada al embotellado automático. A diferencia del edificio original, en este caso se levantó una estructura de dos plantas en hormigón armado. En la intervención de Miguel Luis Mantecón también se actuó sobre la nave principal que adoptó un aire más moderno gracias, sobre todo, al uso de ventanales adintelados de sobrio trazo.
Hasta finales del siglo XX La Zaragozana tendría otras dos reformas importantes. En 1956 se construyó un nuevo pabellón siguiendo los planos, nada menos que de 1937, de Regino Borobio. Por último, en 2000, se llevó a cabo una rehabilitación en profundidad a cargo de José Manuel Pérez Latorre, que incluye un espacio museísticos sobre esta empresa, ejemplo singular de la arquitectura industrial zaragozana del arranque del siglo XX.
(Fotografias: Juan Mora Insa)