JOSÉ BELTRÁN NAVARRO y REGINO BOROBIO OJEDA. 1934. CAMPUS DE SAN FRANCISCO
A finales de los años 20 comenzaba a resultar evidente la necesidad de buscar una solución a las malas condiciones en que se encontraba alojada la Universidad de Zaragoza. Las viejas instalaciones de la Magdalena no sólo eran insuficientes sino que además se encontraban en un estado lastimoso. A 1929 se remontan las primeras gestiones de las autoridades universitarias para construir un nuevo recinto académica. Una frustrada reforma proyectada por Luis de la Figuera en 1931 no hizo sino sacar a la luz los problemas del antiguo caserón y acelerar las gestiones.
El modelo adoptado fue el de «ciudad universitaria», siguiendo el referente madrileño y la idea de «campus» externo a la ciudad consolidada con precedentes en otros países.
En 1932 el Ministerio de Instrucción Pública dio la oportuna autorización para que la Universidad negociara con el Ayuntamiento de Zaragoza las condiciones de la construcción de la ciudad universitaria de Aragón. La idea básica era utilizar unos amplios terrenos anexos a la actual plaza de San Francisco (en aquel momento plaza de España) en el ensanche de Miralbueno que en aquel momento se encontraba en plena expansión. A cambio, la Universidad cedería al Ayuntamiento, entre otras cosas, la Facultad de Medicina y Ciencias que pasaría a convertirse en el nuevo Ayuntamiento de la ciudad.
Proyecto de Casa de Gobierno para la Ciudad Universitaria de Aragón. José Beltrán y Regino Borobio. 1936 (no construida)
En 1934 Regino Borobio Ojeda ganó el concurso para el trazado general de la Ciudad Universitaria de Aragón que preveía la construcción de las facultades de Filosofía y Letras, Derecho, Ciencias, Medicina y clínicas universitarias, instalaciones deportivas y Casa de Gobierno. En el posterior proyecto del trazado general y las primeras facultades construidas Regino Borobio Ojeda tendría el acompañamiento de José Beltrán Navarro.
Ese mismo 1934 Regino Borobio y José Beltrán firman los proyectos de la Facultad de Filosofía y Letras, y Derecho. En abril de 1935 daban comienzo las obras de la primera de ellas.
La guerra civil interrumpió la construcción de la Ciudad Universitaria y, a la larga, estaría en el origen de la modificación de su esencia inicial que, sólo en parte, quedó plasmada en sus primeras facultades. Por si fuera poco, el nuevo régimen franquista surgido de la contienda tergiversó los hechos para apropiarse de una iniciativa que correspondió casi en exclusiva a los gobiernos municipales y estatales de la II República.
(Fotografia: Gerardo Sancho Ramo, Ayuntamiento de Zaragoza)