JOSÉ ROMERO AGUIRRE. 1961. DON JAIME I, 33
En determinadas ocasiones hay edificios que marcan, con total nitidez, el final de una etapa constructiva y el principio de otra. Este es el caso de la sede que la “Caja de Ahorros de la Inmaculada” construyó para su agencia principal en la calle de Don Jaime I según proyecto de José Romero Aguirre de 1961.
Sin concesiones a los valores que predominaron en la arquitectura financiera durante el periodo de la posguerra, Romero Aguirre plantea un edificio de imagen decididamente moderna, ligera, dinámica y colorista. La entidad bancaria proyectaba así hacia sus posibles clientes un mensaje muy alejado de la adustez de las instituciones que habían construido sus sedes durante las décadas anteriores.
La caja de ahorros no se proyecta tanto ahora como un establecimiento garante de la seguridad de unos ahorros a largo plazo, sino más bien como un organismo dinámico, acorde con los nuevos tiempos de la sociedad del consumo, capaz de gestionar con eficacia el dinero en época de bienestar.
El gran acierto de José Romero Aguirre fue lograr con éxito este cambio radical, preludiando soluciones futuras en la misma línea, sin romper con la esencia, ya muy consolidada, de las sedes principales de las entidades bancarias.
La sede de la “Caja de Ahorros de la Inmaculada” en la calle de Don Jaime es la primera de grandes proporciones de la entidad, puesto que hasta entonces ocupaba unas modestas instalaciones en la calle de Espoz y Mina.
Por lo tanto, el arquitecto no trabaja a partir de ningún condicionante de imagen corporativa de la entidad. En su proyecto apuesta por una imagen apariencia moderna y alegre, componiendo el edificio a partir del chaflán dominado por la figura de la Inmaculada y la grafía con el nombre de la entidad. A ambos lados se desarrollan los cuerpos principales del inmueble, de menor altura, que se resuelven en forma de muro cortina y se rematan en marquesina. El encuentro entre el chaflán y las fachadas se realiza mediante balcones volados.
Como es habitual en este tipo de construcciones, la función administrativa como entidad financiera, con sus correspondientes patios de operaciones, despachos y oficinas, se conjuga con la residencial en los niveles superiores.
(Fotografía: autor)
Este edificio tiene dos grandes pecados. Uno que se levantó sobre la destrucción de una casa palacio renacentista. Y dos que rompe toda la armonía estética y la majestuosidad de la Plaza de Ariño y de la calle don Jaime. Porque el edificio quitando el mural ornamental del chaflán no pasa de ser un vulgar y anodino edificio de oficinas de hormigón, cristal y aluminio.
Me gustaMe gusta