JULIO DESCARTÍN CRISTELLYS. 1971. LUIS BERMEJO, 2
El Palacio de Deportes fue la primera instalación pública zaragozana concebida para tres aspectos de los que adolecían los recintos deportivos en la ciudad: capacidad para albergar competiciones deportivas de alto nivel, la práctica diaria del deporte a diferentes niveles y la posibilidad de albergar, ocasionalmente, otro tipo de eventos de carácter extradeportivo.
Debe entenderse, por tanto, en un contexto en el que el deporte comienza a tener un sentido menos elitista de lo que había sido en épocas anteriores, cuando no pasaba de ser un entretenimiento para la clases acomodadas de la sociedad española.
Se levantó en una de las zonas de expansión urbana más interesantes de la época en la ciudad de Zaragoza: el barrio de la Romareda, junto al estadio municipal de fútbol, y en un espacio dominado por las torres de viviendas, una trama viaria despejada y amplios espacios verdes.
Del proyecto se encargó Julio Descartín Cristellys, un arquitecto que en su juventud fue deportista profesional, en concreto jugador de baloncesto, y posteriormente presidente del Real Zaragoza durante un breve periodo de tiempo. No es extraño, por tanto, que en su faceta profesional destacaran sus proyectos para instalaciones deportivas entre las que la más conocida es este Palacio de Deportes.
Julio Descartín planteó una instalación que, ante todo, resultase lo más práctica posible para el triple objetivo con el que nació el proyecto. En su conjunto consta de dos grandes zonas: el pabellón cubierto y la zona al aire libre. El primero, está concebido como un gran espacio de planta circular y una peculiar cubierta curva que le sirvió para ser conocido popularmente como «el huevo». En su interior, el espacio central es versátil hasta el punto de poder utilizarse para competiciones de atletismo, baloncesto u otros deportes de práctica bajo cubierto. Además, consta de piscina cubierta, zonas de calentamiento, vestuarios, sala de foto-finish, sala de reuniones y una piscina cubierta. La zona al aire libre se destina, sobre todo, a un pequeño conjunto de piscinas exteriores.
El Palacio de Deportes pronto quedaría superado por otras instalaciones que, similares en sus objetivos, aplicarían progresivamente las necesidades, requerimientos y avances tecnológicos para la realización de una práctica deportiva popular cada vez más demandada por la sociedad zaragozana.