Casa-taller de Pascual González

MIGUEL ÁNGEL NAVARRO PÉREZ. 1913. CAMINO DEL SÁBADO, S/N

Pascual González es el autor de las mejores creaciones del hierro forjado de la ciudad de Zaragoza durante las primeras décadas del siglo XX. En este campo continuó la labor de Ramón Martín Rizo y llevó a cabo trabajos en forja tan conocidos de la arquitectura zaragozana como los de los edificios de viviendas de la calle Alfonso nº 2 o del paseo de Sagasta nº 11.

Sin el taller de forja de Pascual González no podría entenderse el desarrollo del modernismo zaragozano gracias a sus diseños airosos y gráciles que llenan los zaguanes, barandillas, antepechos de balcones y miradores de la mejor arquitectura de autores como José y Fernando de Yarza, Ricardo Magdalena o los hermanos Martínez de Ubago.

Hasta 1913 el taller de Pascual González estuvo instalado en un local del número 92 de la calle de Azoque. En aquel año, Miguel Ángel Navarro diseñó un nuevo edificio que había de poseer un programa doble de viviendas y de las instalaciones de los talleres propiamente dichos. Para levantarlo se eligió un solar del camino del Sábado. Por entonces esta zona, situada entre el paseo de Sagasta y el río Huerva, era lugar habitual de construcciones industriales de muy variada tipología.

El proyecto de Miguel Ángel Navarro asume y desarrolla el doble carácter del edificio. Por un lado es un inmueble de viviendas de carácter puramente urbano, y por otro, anexos, sitúa los talleres, volcados hacía la margen del río.

El edificio de viviendas, es el que reúne más interés. Es una construcción de tres plantas (salvo en el torreón rematado en cubierta de quilla invertida donde levanta una planta más) en la que destaca la solución curva de la esquina que remata en forma de cupulín). En su diseño se evidencia la superación de las formas modernistas y una apuesta por una arquitectura más sólida y de cierto monumentalismo, no exenta de influencias del último eclecticismo de aire afrancesado.

Del edificio se conserva no sólo el proyecto presentado a la aprobación del Ayuntamiento de Zaragoza sino también una vista lejana del inmueble perteneciente a una de las primeras fotografías en color que, en la segunda década del siglo XX, se hicieron en la ciudad. En esta imagen llama la atención el contraste entre el gran edificio de aire cosmopolita y líneas rotundas y complejas, que podría emplazarse con toda naturalidad en el centro urbano de cualquier gran ciudad, y su entorno, aún semirural y salpicado de anodinas construcciones industriales.

(Fotografía: Juan Chicoy Arreceigor, proyecto GAZA)

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