FERNANDO GARCÍA MERCADAL. 1929. MANUELA SANCHO, 27
La obra de Fernando García Mercadal en Zaragoza fue escasa. A pesar de ser un arquitecto muy conocido y de haber protagonizado uno de los acontecimientos más importantes de la arquitectura local del siglo XX con la construcción del Rincón de Goya, su trabajo para la capital aragonesa fue limitado.
Sin embargo, pese a tratarse de una reducida nómina de proyectos, hay algunos más de los que la historiografía ha recogido tradicionalmente. Uno de estos trabajos es el de los talleres para la empresa de tejidos metálicos y molinería José García Díaz S.A., en la calle Manuela Sancho número 27. Un dato interesante es que la empresa era propiedad de la familia de Fernando García Mercadal, puesto que el fundador, José García Díaz, fallecido en 1918, era su padre.
Lo primero que llama la atención de este trabajo es la proximidad en el tiempo con el proyecto del Rincón de Goya, lo que permite profundizar en las propuestas arquitectónicas de García Mercadal más allá de la singularidad del edificio conmemorativo. En este caso, se enfrenta a una obra de contenido eminentemente práctico y, sin abandonar la esencia de su manera de entender la arquitectura, aquí nos encontramos un García Mercadal más contenido y pragmático.
El taller era un edificio de dos plantas dedicado en su práctica totalidad a los almacenes y talleres de la empresa, oficina, despacho, garaje y patios. En la composición de la fachada el cuerpo central quedaba retranqueado mientras que los laterales avanzaban hacia la rasante de la calle.
El aspecto de la fachada correspondía más a un edificio de viviendas que a una construcción industrial al uso, aunque la planta responde a la perfección a su función.
El taller de José García Díaz S.A., ha desaparecido y no quedan testimonios gráficos conocidos de su aspecto construido. Por el proyecto presentado a la aprobación del Ayuntamiento de Zaragoza en junio de 1929 podemos deducir que la fachada se planteaba en una combinación de ladrillo a cara vista y enlucido, y que tanto el trazo general como el tratamiento de las ventanas, los saetinos y accesos respondían a una regularidad extrema.