TEODORO RÍOS BALAGUER. 1929. PASEO DE LA MINA, S/N
La tipología del garaje dio en el primer tercio del siglo XIX algunos ejemplos interesantes de arquitectura. Su novedad y ausencia de condicionantes tipológicos, su necesidad funcional y el prestigio social que en aquel momento supone la posesión de un automóvil, son motivos suficientes como para explicar este interés.
En 1930 el automóvil seguía siendo un objeto de lujo solo al alcance de los más privilegiados: empresarios, industriales, profesionales liberales de alto nivel… En algunos casos los propietarios de aquellos vehículos optaron por disponer de un garaje que les sirviera tanto para la custodia del vehículo como para su mantenimiento.
En el diseño de los garajes se produjo una evolución tan rápida como la que experimentaron los propios automóviles. Así, si en 1910 Félix Navarro proyectaba un garaje para Mateo Lacarte en la calle Madre Rafols, todavía con un lenguaje muy recargado formalmente. En 1929 el proyecto que Teodoro Ríos lleva a cabo para Santiago Baselga Ramírez, tiene ya una indudable vocación de modernidad.
En su sencillez volumétrica, la ausencia de elementos ornamentales exteriores es evidente. Sin embargo, tanto la grafía, como el diseño de la rejería, los saetinos de los vanos y los apliques de luz, animan la fachada y le confieren un toque moderno y muy funcional.