Hospital Royo Villanova

ERNESTO RIPOLLÉS DE PALACIOS, AURELIO BOTELLA ENRÍQUEZ, SEBASTIÁN VILATA VALLS y AMBROSIO ARROYO ALONSO. AVENIDA DE SAN GREGORIO, 30. 1945

La tuberculosis fue uno de los problemas sanitarios más graves a los que se debió enfrentar la sociedad española durante toda la primera mitad del siglo XX. Para combatirla, el 20 de diciembre de 1936 se creó el Patronato Nacional Antituberculoso por parte del bando sublevado en la guerra civil.

Finalizada la contienda, el Patronato planteó un plan de acción contra la enfermedad que se basaba en la construcción de un amplio número de sanatorios repartidos por toda la geografía española y que, por razones económicas y de funcionamiento práctico, deberían responder a tres modelos básicos (según la zona geográfica a que iban destinados). Para materializar la idea se convocó el Concurso de Anteproyectos de Sanatorios Antituberculosos de 200, 300 y 400 camas publicado en el Boletín Oficial del Estado del 21 de agosto de 1942.

El equipo ganador del concurso fue el formado por  los arquitectos Ernesto Ripollés, Aurelio Botella, Sebastián Vilata y Ambrosio Arroyo.

Como consecuencia, el proyecto para la construcción del sanatorio antituberculoso de Zaragoza responde al diseño planteado por los arquitectos para la zona centro. De llevar a la práctica, con las oportunas adaptaciones, en cada una de las zonas había un arquitecto responsable. En el caso de la zona centro este cargo recayó en Javier de Oyazábal.

El resultado es un edificio desarrollado en altura, con forma de T y constituido por tres cuerpos: el de las habitaciones y dependencias de los enfermos, el de los servicios médico-quirúrgicos y administrativos, y el de conexión entre ambos y zona de visitas. En cada planta se disponían dos bloques de treinta habitaciones (para separar hombres y mujeres) separados por los servicios comunes situados en el centro. En el caso del sanatorio zaragozano, cada habitación tenía capacidad para seis camas y disponía de la correspondiente galería.

Por las características de los enfermos que debía acoger, el sanatorio antituberculoso se construyó en un lugar elevado y despejado, aislado de viviendas en los alrededores en el término de San Gregorio.

Las obras del sanatorio antituberculoso de Zaragoza fueron muy lentas como consecuencia del gran número de hospitales que el Patronato Nacional Antituberculoso tuvo que afrontar simultáneamente. Como consecuencia, la puesta en marcha de las instalaciones no se llevó a cabo hasta el año 1956.

En 1985 el hospital fue transferido a la Diputación General de Aragón que, durante la década de los años 90, llevó a cabo una serie de intervenciones para convertirlo en Hospital de la Margen Izquierda de Zaragoza.

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