JULIO BRAVO FOLCH. 1903. PASEO DE SAGASTA, 33
Cuando Julio Bravo construyó este edificio destinado a convento e iglesia de las Religiosas Siervas de María, el paseo de Sagasta comenzaba a tomar, todavía tímidamente, su futura configuración. Era un lugar aún muy alejado del centro de la ciudad y con carácter prácticamente rural.
Hoy, por el contrario, el templo queda rodeado de una serie de inmuebles de viviendas, mucho más modernos que empequeñecen su silueta. El edificio queda entre medianerías y pasa relativamente desapercibido en su entorno.
La fachada correspondiente al paseo de Sagasta es la del templo. Es una fachada construida enteramente en ladrillo y con elementos formales que remiten a un historicismo medievalista (como, por otra parte, casi inevitable dada su tipología y fecha de construcción) poco definido lo que le da un carácter ecléctico.
Se divide en tres cuerpos, con el central de más anchura y altura correspondiente al templo propiamente dicho, y dos laterales, más estrechos de acceso a dependencias auxiliares. El autor utiliza un variado repertorio de vanos rebajados, adintelados y de medio punto. A ello une los ojos de buey bajo arco de medio punto con la rosca marcada que rematan los cuerpos laterales.
En el cuerpo central, sobre la puerta en arco rebajado dispone un óculo y una trífora con arcos de medio punto, un pequeño gablete y dos torres, con cuerpo de campanas, de planta cuadrada y rematadas en pináculo.
En su planteamiento, esta obra recuerda a la iglesia del noviciado de las religiosas de Santa Ana que el mismo Julio Bravo proyectaría dos años más tarde en la calle de María Rafols número 13, si bien en el caso del noviciado el proyecto resulta más complejo y se articula de manera más llamativa.