ALBERTO HUERTA MARÍN. 1920. SAN VALERO, 8-10
El 2 de agosto de 1920 se presentó a la aprobación del Ayuntamiento de Zaragoza la solicitud de obra de este edificio de viviendas para Marcelino Moya. Fue el primer trabajo realizado por el arquitecto zaragozano Alberto Huerta Marín.
El inmueble, entre medianiles y construido en una calle secundaria (lo que resta visibilidad y presencia urbana a la fachada), consta de cuatro alturas, con baja más tres plantas de viviendas, una más de las previstas en el proyecto inicial presentado al Ayuntamiento.
La planta calle, destinada, además de al acceso al inmueble, a local comercial, se compone mediante arcos, de medio punto en los laterales y escarzano y tripartito el central. En todos los casos, las claves están profusamente decoradas, las dovelas despiezadas y las jambas cajeadas, en una muestra de la riqueza ornamental que define al conjunto de la fachada.
Las plantas de viviendas se componen mediante cuatro ejes de balcones adintelados, apoyados sobre ménsulas y que van disminuyendo en vuelo según ascienden los pisos. Nuevamente la ornamentación es abundante, tanto en los dinteles, con decoración de guirnaldas, como en las jambas. En el piso superior el autor dispone cartelas en los entrepaños, alero volado y una nueva cartela muy barroca en el remate.
El ladrillo a amarillo a cara vista, alterna con la abundante ornamentación en estuco y la simulación de despeine de hiladas que se da tanto en el zócalo como en los extremos de la fachada, creando así un efecto cromáticamente rico.
Formalmente, el edificio de viviendas de la calle de San Valero 8-10 se puede inscribir en la línea del eclecticismo que, dominador de la estética urbana desde finales del siglo XIX, se encontraba ya en una fase terminal. De hecho, en la obra de Alberto Huerta se produciría una evolución que le llevaría a seguir las tendencias dominantes en las décadas siguientes, desde los historicismos a un racionalismo moderado, pasando por el decó, más propias de las décadas centrales del siglo XX.