FRANCISCO ALBIÑANA CORRALÉ. 1927. COSO, 104
El inmueble fue construido por Francisco Albiñana Corralé por iniciativa de la Asociación de Labradores por lo que el inmueble es conocido también como la «Casa del Labrador».
Aunque la documentación municipal lo recoja como una reforma de fachada, la actuación de Francisco Albiñana parece mucho más amplia que la simplemente solicitada al Ayuntamiento.
Existen claras diferencias entre el proyecto presentado a la aprobación del Consistorio, el inmueble finalmente construido y su aspecto actual, que corresponde a su reconversión en hotel.
Originalmente era un edificio residencial, con dos amplias viviendas por planta, que aprovechaban la gran profundidad del solar sobre el que se levanta el inmueble y la existencia de un generoso patio de luces para organizar las piezas a base de largos pasillos. Cada una de las viviendas constaba de salón, despacho, cinco o siete dormitorios, comedor, cocina, baño y ropero.
Lo más interesante era la fachada proyectada por Francisco Albiñana en la que se apreciaban claras influencias de la arquitectura vienesa por lo que se inscribía en la línea de otros proyectos suyos como la Casa Marín Corralé o el edificio de viviendas de Mefisto número 7. Tenía una planta calle de gran altura, con fachada en piedra y en la que destacaba la puerta de acceso en arco de medio punto con la clave decorada y columnas adosadas a las jambas con marcado éntasis. Las cuatro plantas alzadas se componían a partir de un mirador central de planta polígonal. En las dos inferiores se abrían a cada lado pares de balcones (adintelados y de arco rebajado). En las dos superiores, Albiñana dispuso ventanas, en este caso en series de tres. En el proyecto original, el mirador del cuarto piso se sustituía por un balcón con decoración de forja y columnas de orden jónico en las jambas.
El remate era muy llamativo con un alto torreón culminado por la figura de un labrador en actitud de trabajar la tierra. En ambos extremos el autor disponía sendas figuras de menor tamaño.
En la construcción definitiva se modificó la zona del remate eliminando el torreón y la decoración figurada, y recurriendo Albiñana a una decoración balaustres mucho más sobria. También el balcón central del cuarto piso se modificó para transformarlo en un mirador abierto con cubierta apoyada sobre cuatro esbeltas columnas.
El aspecto actual del edificio se debe a su conversión en hotel. Para adecuarlo a esta función no sólo se reconstruyó el interior, sino que también se aumentó su altura sobre la balaustrada del remate. Como referencia al proyecto de Francisco Albiñana se le añadió un esbelto torreón aunque ahora se prescinde de la decoración escultórica y se sustituye por dos cuerpos, el inferior de planta cuadrada abierta por esbeltos vanos de trazo muy vertical, y el superior a modo de esbelta linterna de planta circular.