JOSÉ ROMERO AGUIRRE y SANTIAGO LAGUNAS MAYANDÍA. 1953 y 1960. AVENIDA DE CATALUÑA, 161
El convento e iglesia de las Carmelitas Descalzas en la avenida de Cataluña es fruto de una doble intervención continuada en el tiempo. En 1953, José Romero Aguirre lleva a cabo el proyecto general del convento dejando la traza de la iglesia en una cierta indefinición. Una vez finalizadas las obras del convento, en 1960, Santiago Lagunas Mayandía realiza el proyecto para la iglesia en la que, aún respetando en líneas generales lo apuntado por José Romero, incluirá algunos aspectos novedosos relativos, sobre todo, al interior del templo.
José Romero dispone el convento en paralelo al trazado de la avenida de Cataluña, dejando la zona más privada, la que da hacia la pequeña huerta, en la parte opuesta a la avenida. En el frente se encuentran los volúmenes principales articulados en torno a una pequeña plaza que sirve de distribuidor a los tres ámbitos del convento: la iglesia, el convento y la vivienda del capellán.
Por necesidades prácticas, Romero planteó una construcción muy económica, en la que todos los detalles (sobre todo los interiores y en las celdas de las monjas) son muestra de una funcionalidad muy marcada. Resultado de esta practicidad, el conjunto se construye con el ladrillo como principal protagonista y con escasos elementos ornamentales. Esto no es óbice para que Romero se recree en el diseño que aúna las oportunas referencias medievalistas con un magnífico frontis de entrada al convento de un clasicismo muy estudiado.
José Romero Aguirre fue un arquitecto que tuvo en las construcciones religiosas su principal mercado a lo largo de toda su trayectoria. En ellas transmitió siempre una profunda sinceridad de planteamientos en los que la economía no será nunca inconveniente para la dignidad constructiva y el cuidado del detalle. Aunque su obra más conocida en este terreno, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen del paseo de María Agustín pueda parecer muy alejada del convento de las Carmelitas (su primer trabajo de entidad) ambas comparten estos valores esenciales.
Algo parecido ocurre con Santiago Lagunas Mayandía, un arquitecto y pintor que también tuvo en la arquitectura religiosa buena parte de su producción. Y también, como ocurre con José Romero, Lagunas es un arquitecto singular, aunque algo más expresivo y con toques de cierto pintoresquismo.
La intervención de Santiago Lagunas se limitó en este caso en la iglesia del convento que si bien ya había sido definida en líneas generales por Romero, él adaptará a su particular manera de entender la arquitectura con la inclusión de los originales arcos del templo que, a su vez, darán como resultado una variación el el volumen de la nave del templo que gana en presencia frente a lo previsto por Romero.
En pocas ocasiones una doble intervención, realmente independiente, da como resultado una obra tan coherente y armoniosa como esta del convento e iglesia de las Carmelitas Descalzas de San José. Un conjunto constructivo que, en su aparente modestia, que le hace pasar casi desapercibida en su periférico contexto urbano, encierra detalles y elementos de auténtica buena arquitectura.
La obra está bien, porque aunque los elementos de la composición y su materialidad no son muy elaborados ni de gran suntuosidad, la composición tiene una importante riqueza en sus contrastes formales en su dintorno en relación a las dimensiones de la obra, apoyada por otros contrastes de orden material/ cromático y estructural en menor medida. Y por la disposición rítmica ( conseguida a través de la repetición ordenada y alternada de elementos formales dentro de la composición)
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