JOSÉ DE YARZA ECHENIQUE. 1909. CARRETERA DE VALENCIA, S/N
Los orígenes de la empresa Mercier se remontan al último tercio del siglo XIX cuando Juan Mercier creó la fundición que había de llevar su nombre. Tras un periodo de asociación con “Averly», Ramón Mercier decidió construir unos talleres propios en la primera década del siglo XX. Para ello eligió unos terrenos en el Campo del Sepulcro, junto a la vía del ferrocarril de la compañía “MZA”, y frente a la carretera de Valencia.
El proyecto corrió a cargo de la colaboración entre José de Yarza Echenique como arquitecto y M. Sancho como ingeniero.
La fábrica inicial
Desde su construcción hasta 1972, año en que se culmina su traslado a las nuevas instalaciones del polígono de Argualas, los talleres “Mercier” tuvieron diferentes reformas y ampliaciones que modificaron su aspecto.
En su configuración inicial, la fundición se caracterizaba por dos pequeñas construcciones de dos plantas, entre las que quedaba el portón de acceso a la fábrica, que incluían las dependencias de administración y viviendas.
La fábrica propiamente dicha estaba constituida por tres grandes naves que, en sentido perpendicular a la carretera de Valencia, ocupaban buena parte del solar.
Las primeras naves eran de cubierta a doble vertiente y apoyaban sobre columnas de fundición. Amplias y diáfanas, quedaban iluminadas por grandes ventanales abiertos en los muros laterales.
La primera nave “shed”
Poco años después de su puesta en marcha, en 1915, los talleres “Mercier” tuvieron su primera ampliación. La principal aportación de esta actuación fue la incorporación de una nave de tipo “shed”, la primera que se construye en Zaragoza.
Las naves “shed”, por su perfil en dientes de sierra y la mejora en la iluminación natural, constituyen el modelo más extendido para la tipología fabril durante buena parte del siglo XX.
(Fotografía: Diputación Provincial de Zaragoza)