VÍCTOR EUSA RAZQUIN. 1939. PASEO DE CUÉLLAR, 10-18

El convento de los padres Capuchinos es, en realidad, un complejo constructivo. En él se integran tres piezas arquitectónicas de funciones claramente diferenciadas: el convento propiamente dicho, la iglesia de San Antonio de Padua y el Mausoleo Militar Italiano.

Precisamente el Mausoleo es el que da origen y sentido a la totalidad puesto que la intención primera del proyecto es servir de mausoleo para los soldados italianos muertos en combate durante la guerra civil, cuyos cuerpos estaban dispersos por toda la geografía española. Fue el capellán capuchino Pietro de Varzi quien tuvo la iniciativa y quien la hizo llegar hasta el gobierno de Mussolini que, finalmente, financió los trabajos.

Uno de los más interesantes aciertos de Víctor Eusa es la manera de articular e integrar los tres espacios, con tres programas diferentes, hasta el punto de convertirlos prácticamente en algo único. En especial, el Mausoleo y la iglesia de San Antonio, se relacionan de una manera magistral. El Mausoleo se concibe como un solemne atrio con poderosos arcos exentos como principal elemento formal. Junto a él, una maciza y sobria torre en talud, de evidentes reminiscencias en la arquitectura medieval italiana, constituye el hito más significativo del conjunto. En el proyecto, la torre alcanzaba una altura significativamente mayor, pero hubo de recortarse por problemas presupuestarios, circunstancia que no le hace perder presencia ante el espectador.

Atrio / Mausoleo

El atrio tiene la doble función de Mausoleo y de acceso a la iglesia de San Antonio de Padua, con la que establece una armoniosa relación gracias a la continuidad rítmica de los arcos fajones de la nave del templo. El pausado tránsito desde el exterior arquitectónico hasta el interior de la iglesia conjuga la continuidad de recorrido con la necesidad de dar respuesta al doble programa ceremonial y religioso.

Templo

La iglesia de San Antonio es en sí misma un ejercicio de riguroso historicismo constructivo especialmente evidente desde el exterior. Se trata de una iglesia de una sola nave con capillas laterales, crucero ligeramente marcado en planta y cabecera en ábside. Exteriormente destacan detalles como los recios contrafuertes y los rosetones de los brazos del transepto.

Nuevos tiempos para el Mausoleo

La prolongación de las obras del ambicioso proyecto de Víctor Eusa hizo que la inauguración no se produjera hasta el 25 de julio de 1945 cuando la Segunda Guerra Mundial ya había acabado y el régimen de Mussolini había sido sustituido por otro de carácter democrático. Para adecuarlo a los nuevos tiempos, el “Sacrario Militare Italiano” alojó, junto a los cadáveres de los soldados del ejército italiano, los restos de veintidós voluntarios garibaldinos que lucharon en favor de la República durante la guerra civil española.

(Fotografías: Ministerio del Aire, mapio.net y Patrimonio Cultural de Aragón)